viernes, 13 de marzo de 2009


Tras las cámaras, en el luminoso pero frío pasillo de los extras cinematográficos
donde todos somos uno y uno, todos...
-como un D'Artagnan con alzheimer-
nos pasamos la vida esperando la llamada del director de orquesta,
para pasearnos por el plató como lechuzas sin rostro
o el perro sin rostro,
corriendo tras el hueso de plástico con “sabor a carne verdadera”
que nos permite vislumbrar de refilón
por cuatro pesos
desde nuestra incómoda pero verdadera posición
del ayudante del ayudante del ayudante del protagonista
el paraíso del éxito y la fama
y seguir soñando
aquí abajo
en la caverna
en el pasillo
con nuestros 5 minutos
esos que no existen
esos que siempre le tocan a otro
esos que todos los lunes nos repite nuestro jefe
serán nuestra salvación
(nuestra recompensa)
por haber representado nuestro papel sin chistar
e ir al sacrificio,
con una sonrisa eterna
en los labios.

Posted by Esto que acaba de leer, lo afirmo como que me llamo Lucila en 8:59
Categories: Etiquetas: , ,

0 comentarios  

::::::::::::: todas las Bitácoras anteriores :::::::::::::

 
>