sábado, 18 de abril de 2009



Un enemigo de Kafka dice que es difícil ser poetizoñador,

que es extremadamente peligroso, andar....
digamos, mostrando “las costillas” por la calle...
o en un libro, entregar tu cuerpo de estrellas al gentío,
(hablando cómo si el no perteneciera al pragmatismo leve de este mundo),

pero yo le diría que no... que, ¡no es difícil!, más jodido es ser acróbata o albañil!
Es decir, no es difícil escribir, lo difícil es no caerse para arriba, (o para abajo).
Por ejemplo, llegar en pedo a la obra, revocar con un pie afuera del andamio...
haciendo equilibrio, y un día, ¡olvidarse y apoyarse con los dos zapatos en el aire!

Ése es el verdadero peligro poético;
Esto está claro, porque no nos quedan los poemas siquiera, los poemas se viven, (para hacer un análisis en la clave de la situación: los poemas se andamiean).
Se escribe lo que se vive. Por eso no es difícil ser poeta.

O, dicho de otra manera:
lo más misterioso y lo que lo fortalece al poeta-andamiero ¡es que nunca decaiga ni caiga!

Un amigo de Kafka I
Deténgannos, pedimos, cuando deseamos caer.
Esas son sólo frases, ecos lejanos de aquello
que nunca llegaremos a contar (nunca vamos a caer).

(Piedad! Piedad a nuestros ojos, ¡que no pueden mirarse a ellos mismos! ¡Piedad por lo que no puede contemplarse!) le gritó desde el andamio el poeta.


Posted by Esto que acaba de leer, lo afirmo como que me llamo Lucila en 23:38
Categories:

9 comentarios  

::::::::::::: todas las Bitácoras anteriores :::::::::::::

 
>